Si los relatos se cargan con las huellas que heredan del lugar en el que se construyen, del aquí y ahora en que se están haciendo, este libro nos ofrece una
gran oportunidad de reconocer cómo se fabrica en este tiempo convulso un
trabajo teórico-crítico tensado entre la teoría y la inmersión profunda y
radical(izada) en un sistema teatral intensamente activo que los autores
comparten y que los constituye también a ellos.
(…)
La vivacidad con que este libro configura y teoriza facetas de los teatros políticos
localizados en tanto aparatos performativos, nos construye también a nosotros,
sus atentos lectores, como “lectores emancipados”, al modo de Ranciére. Creo
que esta lectura que cala hondo en el imaginario personal brota de la invitación
realizada a que nuestro locus de lectura sea ponernos en el lugar del
acontecimiento, de las copresencias desplegadas que más de una vez
experimentamos como públicos partícipes efectivos de algunas de esas
experiencias, atentos a que los afectos y efectos de potencial político brotan allí,
durante su hacer, construir y desplegar materialidades corporales, objetuales,
mediales, atmosféricas.
María de la Luz Hurtado