Yo entiendo esta obra como una apertura nuestra al vislumbre del porvenir. Ahora, en un país, Chile, o en países como los nuestros, donde hay tantos desaparecidos, donde realmente suceden tantas cosas diariamente, todos los que hablamos lo hacemos seguramente en calidad de sobrevivientes. Entonces nuestra palabra siempre está cargada, sepámoslo o no, de esta condición de la sobrevivencia. Ahora, el sobreviviente es algo que junto con alegrarse de haber sobrevivido, no puede dejar de sentir una especie de sensación bastante paralizante de saberse como sonriendo sobre un valle de puros caídos. Sin embargo, pareciera que en ese juego de la sobrevivencia, surgen también las imágenes del futuro. Borrosas, pero también allí emergen.
Raúl Zurita
Ojalá una canción repita: “Murió mi chica, murió mi chico, desaparecieron todos / Desiertos de amor” para que, como los amantes del amor desaparecido, se despeguen de las rocas, el mar y las montañas para vivir en la poesía.
María Moreno
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