Carahue es China
“Vivía en Carahue y no quería por nada del mundo ser un escritor autobiográfico. No quería, en realidad, ser un escritor, que para mí en esa época era ser un fracasado. En contra de eso comencé a escribir un libro titulado Carahue es China, donde pretendía huir del concepto de aldea que me rodeaba. Vivía en un pueblo no tan pequeño y había cultivado una imagen de poeta marginal que me disgustaba. A favor del paisaje interior y en contra de la idea de Carahue que tenían mis amigos, escribí ese texto (un antihomenaje al comunismo y un fomenaje a la posmodernidad) del que en una de sus versiones puse unos versos de El Spleen de París, unos versos que servían de epígrafe a un poema que luego saqué del libro. Los versos de Baudelaire decían “los chinos ven la hora en el ojo de los gatos”. Y como señalaba Jorge Torres, el epígrafe era mejor que el poema, así que epígrafe y poema se fueron. “Donde quiera que sea fuera del mundo”, (en la versión de Pablo Oyarzún), que Teillier traduce como “en cualquier lugar fuera del mundo”, es uno de mis textos favoritos de El Spleen…: “esta vida es un hospital en que cada enfermo está poseído por el deseo de cambiar de cama”, para señalar más tarde: “A mí me parece que estaría siempre bien donde no estoy, y esta cuestión de mudanza es una de las que discuto sin cesar con mi alma”. Ese era mi lugar mientras escribía Carahue es China: el sector Pink Floyd de Aristóteles España en Materia de eliminación, donde “hay una señorita/ muy oscura/ que trabaja con un Sujeto Poético”.
$9.000
2 in stock