Construir y habitar la escuela
“La clásica sala de clases con bancos en línea no solo no facilita esa experiencia, sino que el sistema educativo en su conjunto clausura ese movimiento, y las posibilidades más genuinas de degustación del saber y habitar humano en el mundo”. Luis Manuel Flores González, profesor titular de la Facultad de Educación UC.
La Academia de Platón, que fue la primera escuela en Occidente, era un parque ubicado en la periferia de Atenas. Habría sido impensable para Sócrates, Platón o Aristóteles imaginar un espacio cerrado donde se pudiera aprender algo “significativo”. La anécdota de Tales de Mileto, que habría caído a un pozo de tanto mirar al cielo, es el reflejo elocuente de esta disposición de aprender caminando, y en modo peripatético.
Este libro pone en relieve el “olvido” de esta experiencia vivida del espacio y lugar, como acciones originarias del saber y habitar humano en el mundo. La entrada a este restablecimiento es guiada desde dos verbos que en el texto se articulan de forma correlacionada: construir y habitar. Al mismo tiempo, se formula la idea de que la escuela es ella misma un verbo, una acción, y no simplemente el lugar vacío de una estructura protocolizada por normativas de ejecución.
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