La muerte juega a ganador

Heredia. En este, el detective incursiona en el mundo de la hípica y las apuestas para investigar el supuesto suicidio de un joven y prometedor jinete. La muerte de Romerito, hijo de su amigo Anselmo, le despierta a Heredia algunas dudas que le hacen pensar en un crimen relacionado con el manejo de apuestas y el tráfico de drogas. Heredia se mueve en ambientes que le son familiares y que remiten a realidades y seres que existen en los carriles paralelos al país visible y supuestamente exitoso.

La muerte juega a ganador es una de las pocas novelas chilenas que han incursionado en el apasionante mundo de las carreras de caballos. Obtuvo el Premio a las Mejores Obras Literarias 2011, otorgado por el Consejo Nacional del Libro y la Lectura.

Díaz Eterovic es un experto en contar historias en primera persona, de ahí el tono conversacional de su prosa y la familiaridad que induce en cuanto uno adelanta en la lectura. Es un autor meticuloso que consigue que su discurso avance de acuerdo con la emotividad que provoca. Sus personajes son seres de carne y hueso que viven con intensidad su tiempo, sus problemas y sus aficiones; en este caso, los que habitan el mundo de las apuestas hípicas que siempre están bajo sospecha. La muerte juega a ganador es una novela evocadora, finamente trazada, emocionante, funcional, con personajes coherentes y por supuesto, una obra ejemplar en cuanto al eminente nivel que ha alcanzado la narrativa negra, cada vez menos manierista, en América Latina en los últimos años; también es un testimonio de que el chileno Ramón Díaz Eterovic es uno de los maestros indiscutibles del género.