Fany acoge un preso dentro de una celda en el patio de su casa, donde debe mantenerlo vivo para que cumpla su condena. A cambio, obtiene ayuda económica para llegar a fin de mes y crédito telefónico. Es un gran trato, tanto para ella como para cualquier vecino que comparta la antena de la empresa Phonemark.
Que Fany se enamore de su preso es algo que no estaba contemplado. Tampoco que Magda y su marido organicen peleas entre presos y animales, recolectando las apuestas. El doctor Braille experimenta con los cuerpos de presos muertos y la señora Hilda consigue el odio de sus vecinos por hacerse amiga de su preso, quien resultó ser un despiadado criminal.
Dentro de esta atmósfera sórdida, escritos con rapidez e ironía, los cuentos del autor argentino Leandro Ávalos Blacha atrapan con sus giros inesperados: donde todo parece estar ya
establecido y el orden de las cosas fue aceptado, algo está a punto de estallar.