«Apilamos las rejillas como los días de verano», nos dice Soledad Acevedo al iniciar este viaje al interior del trapiche. Una travesía color oro que se mezcla con las tonalidades de los minerales y de la sangre. La infancia aparece filtrada por la mirada de una niña que es, quizá, demasiado observadora. Por eso la hablante de estos poemas nada a contracorriente como un pejerrey, se ríe a pies pelados con la nariz quemada y nos dice que las emociones dominantes de la niñez son el miedo y el amor.
Con gran síntesis y lucidez, este libro nos entrega imágenes agridulces, preciadas: fotografías de un álbum que es también un tesoro. «El oro es un metal noble», repite un verso como si fuera, al mismo tiempo, una ver dad y una trampa. En ese doble filo aparece el ojo agudo de quien deja que el mundo la traspase, con la palabra como indudable aliada.
*Palabras de Victoria Ramírez
SOBRE LA AUTORA:
Soledad Acevedo (Puerto Aysén, 1991) es maulina, profesora de Inglés y Español y barista de oficio. Este es su primer libro.