La poesía es un territorio que podemos sobrevolar a través de las palabras. Y es en este vuelo que aparece la manifestación del poema: «las plumas blancas escriben por doquier». El pájaro, una criatura del aire, se ve cercado por la máquina y la violencia, pero intenta recuperar su autonomía mediante la metáfora, una trinchera que también se convierte en herida.
En Veinte pájaros, el metal y el paisaje se ocultan tras lo indómito y no sucumben al sometimiento. Eugenia Brito escribe desde una frontera entre lo primitivo y lo moderno, la guerra y la subversión, la naturaleza y lo urbano. Cada verso condensa, con belleza y crueldad, la historia violenta del mundo.